¿Cómo empezó mi pasión?
¿Cómo empieza una pasión?
Soy un tipo bendecido, siempre me ha tocado tener cerca a alguien que me ha ayudado a avanzar y lograr mis objetivos, siempre. Ahora quiero detenerme en un detalle de mi vida. Tratar de explicarme a mí mismo cómo empezó mi pasión por mi trabajo.
Aún sostengo, y espero que sea hasta donde me alcance el pensamiento, que mientras más temprano descubras la pasión de un niño, más oportunidad tendremos para apoyarlo, y para que pueda destacar en la vida. Haciendo una hora extra de esfuerzo adicional en nuestra carrera nos convertiremos en un experto en nuestra especialidad al cabo de 5 años.
¿Cómo empezó mi pasión?
Mis primeros meses en la escuela primaria fueron con una maestra joven, delgada, guapa, no recuerdo su nombre, pero sí estoy seguro que era muy linda. Apenas estuvo unos dos meses con los alumnos de primer grado y no sé por qué ya no pudo seguir enseñando. El último día, cuando se despidió y salió del pequeño colegio, lloré y la seguí. Recuerdo que fuera del colegio me agarré de su pierna y, llorando, no quería que se fuera. Creo que llamaron a mi mamá. Lo cierto es que la seguí hasta casi voltear la esquina. Ella, entre triste, asombrada y sonriendo cariñosa, trataba de explicarme que tenía que dejarla ir. Y así fue. Esto no tiene que ver con mi pasión eh!.
Para cubrir a la bella maestra de mis primeros meses de primaria llegó un profesor. No recuerdo los primeros días de ese encuentro pero, él debe haber sido bastante hábil para rápidamente ganarse a los alumnos y hacernos olvidar a aquella joven y guapa maestra. Este Maestro se convierte en el “culpable” de encontrar mi pasión.
FRANCISCO ROMERO LOLI
Ese es su nombre. No lo sabía pero era periodista. No sé en qué momento él se da cuenta que tengo condiciones para la lectura en voz alta (Debo haber aprendido a leer a finales del primer grado con el libro “amigo”). Recuerdo que, casi siempre, me pedía que yo lea a mis compañeros la lectura del libro “Pablito”, “Bruño”, “Venciendo”, etc. Gonzalo Baltodano Honores, un hábil é inteligente compañero de clases, también era requerido pero, por alguna razón, yo sentía que era el preferido para esa “tarea” en el salón.
Mi padre tenía un kiosko de ventas de diarios, revistas y libros. Yo le llevaba el almuerzo y los fines de semana el desayuno al kiosko y me quedaba leyendo, sentado en la vereda, a un costado del kiosko. Leía las recién llegadas revistas de: “Fantomas”, “Ricky Ricón”, “Archie”, “Memín Pinguín”, “Superman”, “Batman”, etc, etc...todas las revistas en su última edición estaban a mi alcance y no me costaba nada leerlas. Fueron mis primeras lecturas. Recuerdo las series que se publicaban en los diarios: “Teodosio”, “El Fantasma”, “Urpi”, “Warmi”...etc. No leía las revistas en voz alta pero, sin duda, me ayudaba para ejercitar la lectura visual que es parte fundamental para leer en voz alta. La lectura visual te da la facilidad para leer las siguientes palabras mentalmente mientras tu voz va diciendo las que miraste antes.
En algún momento mi profesor debe haberme dicho que leía bien, y si no me lo dijo en palabras, me lo demostraba con hechos mediante: “Garibay Anyosa, lea en voz alta la lectura de hoy para sus compa…”. Se había hecho costumbre, y cada vez me sentía honrado é importante. Era como una labor que me tocaba hacer. Me sentía dueño de ese espacio y, la verdad, sentía cierta incomodidad cuando le daban esa labor a alguien más. (En la secundaria tuve otra competidora muy buena, Silvia Elena Diestra Pastor, excelente para leer, además de guapa, inteligente y buena amiga. Hoy tiene un cargo muy importante en el desarrollo de la cultura en Chimbote. En la secundaria preguntaban quién quiere leer, y Silvia casi siempre levantaba la mano antes que yo. En ese entonces, con poco dominio de mi ego, yo esperaba que “me pidieran” encargarme de la lectura. Mientras esperaba eso, Silvia, y a veces alguien más, me ganaba).
Mi pasión por la radio y las comunicaciones empezó temprano. En la primaria. Mi maestro Francisco Romero Loli pudo intuir, descubrir, promover, incitar, provocar, no se lo que haya sido pero, él supo ayudarme a encontrar algo que pudiera hacer por placer. Aún ahora siento que hago las cosas de mi trabajo con disfrute de placer.
Gracias Maestro Francisco Romero Loli!. Estoy seguro que no fui el único a quien pudo apoyar en lograr su pasión. Mis compañeros de primaria lo recordamos con mucho Respeto, Cariño y Agradecimiento. Recuerdo que, cuando estábamos en cuarto de primaria, con su dirección, logramos el trofeo en un campeonato de fulbito, ganando a los de quinto y sexto grado. Aquello fue como ganar el Mundial!
La pasión hay que descubrirla, encontrarla, promoverla y apoyarla desde muy temprana edad en los niños.
Y luego seguí siendo bendecido.
(Para la secundaria tuve otro maestro que apoyo mi pasión. También dedicado al periodismo y desde una trinchera bastante especial: la fé. Héctor Humberto Herrera Herrera, fray dominico, me ayuda a desarrollarme en los medios. De hecho es quien me da la oportunidad de mi primer trabajo en un lugar donde todo era aprender: CINCOS Centro de Intercomunicación Social de la Diócesis de Chimbote).
Soy un tipo bendecido, siempre me ha tocado tener cerca a alguien que me ha ayudado a avanzar y lograr mis objetivos, siempre. Ahora quiero detenerme en un detalle de mi vida. Tratar de explicarme a mí mismo cómo empezó mi pasión por mi trabajo.
Aún sostengo, y espero que sea hasta donde me alcance el pensamiento, que mientras más temprano descubras la pasión de un niño, más oportunidad tendremos para apoyarlo, y para que pueda destacar en la vida. Haciendo una hora extra de esfuerzo adicional en nuestra carrera nos convertiremos en un experto en nuestra especialidad al cabo de 5 años.
¿Cómo empezó mi pasión?
Mis primeros meses en la escuela primaria fueron con una maestra joven, delgada, guapa, no recuerdo su nombre, pero sí estoy seguro que era muy linda. Apenas estuvo unos dos meses con los alumnos de primer grado y no sé por qué ya no pudo seguir enseñando. El último día, cuando se despidió y salió del pequeño colegio, lloré y la seguí. Recuerdo que fuera del colegio me agarré de su pierna y, llorando, no quería que se fuera. Creo que llamaron a mi mamá. Lo cierto es que la seguí hasta casi voltear la esquina. Ella, entre triste, asombrada y sonriendo cariñosa, trataba de explicarme que tenía que dejarla ir. Y así fue. Esto no tiene que ver con mi pasión eh!.
Para cubrir a la bella maestra de mis primeros meses de primaria llegó un profesor. No recuerdo los primeros días de ese encuentro pero, él debe haber sido bastante hábil para rápidamente ganarse a los alumnos y hacernos olvidar a aquella joven y guapa maestra. Este Maestro se convierte en el “culpable” de encontrar mi pasión.
FRANCISCO ROMERO LOLI
Ese es su nombre. No lo sabía pero era periodista. No sé en qué momento él se da cuenta que tengo condiciones para la lectura en voz alta (Debo haber aprendido a leer a finales del primer grado con el libro “amigo”). Recuerdo que, casi siempre, me pedía que yo lea a mis compañeros la lectura del libro “Pablito”, “Bruño”, “Venciendo”, etc. Gonzalo Baltodano Honores, un hábil é inteligente compañero de clases, también era requerido pero, por alguna razón, yo sentía que era el preferido para esa “tarea” en el salón.
Mi padre tenía un kiosko de ventas de diarios, revistas y libros. Yo le llevaba el almuerzo y los fines de semana el desayuno al kiosko y me quedaba leyendo, sentado en la vereda, a un costado del kiosko. Leía las recién llegadas revistas de: “Fantomas”, “Ricky Ricón”, “Archie”, “Memín Pinguín”, “Superman”, “Batman”, etc, etc...todas las revistas en su última edición estaban a mi alcance y no me costaba nada leerlas. Fueron mis primeras lecturas. Recuerdo las series que se publicaban en los diarios: “Teodosio”, “El Fantasma”, “Urpi”, “Warmi”...etc. No leía las revistas en voz alta pero, sin duda, me ayudaba para ejercitar la lectura visual que es parte fundamental para leer en voz alta. La lectura visual te da la facilidad para leer las siguientes palabras mentalmente mientras tu voz va diciendo las que miraste antes.
En algún momento mi profesor debe haberme dicho que leía bien, y si no me lo dijo en palabras, me lo demostraba con hechos mediante: “Garibay Anyosa, lea en voz alta la lectura de hoy para sus compa…”. Se había hecho costumbre, y cada vez me sentía honrado é importante. Era como una labor que me tocaba hacer. Me sentía dueño de ese espacio y, la verdad, sentía cierta incomodidad cuando le daban esa labor a alguien más. (En la secundaria tuve otra competidora muy buena, Silvia Elena Diestra Pastor, excelente para leer, además de guapa, inteligente y buena amiga. Hoy tiene un cargo muy importante en el desarrollo de la cultura en Chimbote. En la secundaria preguntaban quién quiere leer, y Silvia casi siempre levantaba la mano antes que yo. En ese entonces, con poco dominio de mi ego, yo esperaba que “me pidieran” encargarme de la lectura. Mientras esperaba eso, Silvia, y a veces alguien más, me ganaba).
Mi pasión por la radio y las comunicaciones empezó temprano. En la primaria. Mi maestro Francisco Romero Loli pudo intuir, descubrir, promover, incitar, provocar, no se lo que haya sido pero, él supo ayudarme a encontrar algo que pudiera hacer por placer. Aún ahora siento que hago las cosas de mi trabajo con disfrute de placer.
Gracias Maestro Francisco Romero Loli!. Estoy seguro que no fui el único a quien pudo apoyar en lograr su pasión. Mis compañeros de primaria lo recordamos con mucho Respeto, Cariño y Agradecimiento. Recuerdo que, cuando estábamos en cuarto de primaria, con su dirección, logramos el trofeo en un campeonato de fulbito, ganando a los de quinto y sexto grado. Aquello fue como ganar el Mundial!
La pasión hay que descubrirla, encontrarla, promoverla y apoyarla desde muy temprana edad en los niños.
Y luego seguí siendo bendecido.
(Para la secundaria tuve otro maestro que apoyo mi pasión. También dedicado al periodismo y desde una trinchera bastante especial: la fé. Héctor Humberto Herrera Herrera, fray dominico, me ayuda a desarrollarme en los medios. De hecho es quien me da la oportunidad de mi primer trabajo en un lugar donde todo era aprender: CINCOS Centro de Intercomunicación Social de la Diócesis de Chimbote).
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